Si tu vejiga se vuelve difícil de controlar y tu cuerpo insiste en eliminar agua, se trata de una señal segura de un estado de estrés conocido como "ansiedad pre-competitiva". Un coctel bioquímico circula por todo tu organismo como parte de la respuesta primitiva de "lucha o huida" que prepara al cuerpo humano cada vez que detecta una amenaza. Solo que ahora la amenaza no es un tigre dientes de sable, sino una carrera.
Dependiendo del deporte, aquello que generalizamos como "adrenalina" puede tener un efecto beneficioso o perjudicial sobre el rendimiento. La activación o arousal extremadamente alto es beneficioso para gestos de potencia que solo requieren habilidades motoras gruesas, como el clean and jerk en el levantamiento de pesas olímpico; mientras que el golfista necesita un nivel de activación muy bajo cuando intenta hacer un putt para el par. El atleta de resistencia, por su parte, obtendrá los máximos beneficios al mantener el arousal a un nivel más moderado entre estos extremos.
Si el estado de activación es demasiado elevado en el triatlón, las estrategias de control de ritmo se van por la borda y se desperdicia toda la energía al principio de la carrera, en tanto que una escasa activación resulta en una falta de compromiso y en resultados mediocres.
La conocida "ley de Yerkes-Dodson" dicta que el rendimiento aumenta con la activación fisiológica y mental, pero solo hasta cierto punto. Cuando los niveles de arousal se vuelven demasiado altos, el rendimiento disminuye. El proceso a menudo se ilustra gráficamente como una curva en forma de campana como la de la derecha, que aumenta y luego disminuye con niveles crecientes de activación.
La mayoría de los atletas deberían estar más preocupados por un arousal alto -hiperactividad, preocupación o incluso miedo, frecuencia cardíaca alta, respiración entrecortada, músculos tensos; que por el otro extremo -letargo, desinterés, frecuencia cardiaca baja. Ser capaz de reducir el entusiasmo o nerviosismo a niveles óptimos requiere ciertas habilidades de afrontamiento. La buena noticia es que estas habilidades se pueden aprender. Puedes ponerlas a prueba e ir perfeccionándolas participando en carreras de baja prioridad e implementando algunas de las estrategias a continuación. Los que que llevan años practicando este deporte sabrán lo útiles que son...
Estrategias para el manejo de la ansiedad pre-competitiva
Ralentiza tus movimientos, controla tu respiración y utiliza tu monitor de frecuencia cardíaca como dispositivo de biofeedback para bajar tu pulso y así sacudir la tensión de tus músculos.
Reemplaza los pensamientos negativos y las preocupaciones con pensamientos positivos que enfaticen los éxitos recientes en el entrenamiento y la competición.
Deja que tu cuerpo vaya en piloto automático durante el calentamiento mientras focalizas tu atención en otros estímulos como la música, una conversación con amigos, el paisaje o cualquier otra cosa que te interese.
Aprende a confiar en que tu experiencia en el entrenamiento te permitirá rendir casi al máximo sin un esfuerzo desproporcionado. Debes autoreforzarte que cuando suene el cañonazo de salida, simplemente pasarás un "switch" y competirás como sabes hacerlo.
Aleja tu mente de los pensamientos de ganar o perder. Compite como niño, simplemente disfrutando del desafío y del evento.
No compitas contra los otros. No tienes control sobre si eres mejor que ellos o no. Solo puedes controlar tu propio esfuerzo y habilidad.
Olvídate de los resultados de la carrera. Piensa solo en el aquí y ahora.
Actúa como si estuvieras tranquilo. Mira a otros que parezcan relajados y emula su apariencia.
Actúa como si la carrera se tratara simplemente de otro entrenamiento con amigos.
Recuerda que pase lo que pase, solo algo bueno saldrá de la carrera. Si consigues una marca personal, ¡genial! De lo contrario, aprenderás algo de la experiencia que te hará mejor para la próxima vez. La diferencia entre ganar y perder es que cuando pierdes, aprendes algo.
Referencias
1. Yerkes RM, Dodson JD (1908). "The relation of strength of stimulus to rapidity of habit-formation". Journal of Comparative Neurology and Psychology. 18 (5): 459–482. doi:10.1002/cne.920180503
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